Le estás dando demasiada importancia a lo que dicen y muy poca importancia a la energía que pierdes inútilmente con esos pensamientos.
Cuando damos importancia, damos nuestra atención. Cuando damos nuestra atención, damos nuestra energía. Y la energía es tan valiosa que no merece atorarse en remolinos de sombras que no son nuestras, que no nos pertenecen.
Cuando empleamos nuestra energía en juicios y prejuicios ajenos, dejamos de brillar, ahogamos la llama que prende nuestra propia hoguera. Cuando la empleamos en aquello que amamos, en aquello que soñamos, brillamos como las estrellas, prendiendo una luminosa llama para nosotros mismos y para el mundo.
Cuida tus pensamientos. Cuida tu energía. Cuida tu Luz.
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