EL CONJURO DE LA QUEIMADA
Los tres elementos esenciales en los que se basa la queimada son la Tierra, el Agua y el Fuego.
LA TIERRA: simbolizada en la queimadeira o pote de barro, esa tierra origen y destino del hombre, está presente en todas las culturas, encarnando a las diosas madres, Gea, Isthar, Pachamama...
EL AGUA: cada gota de aguardiente es una lágrima de la madre Tierra germinada en forma de granos de uva, sangre fecunda que se fundirá en nuestro cuerpo a través de la pócima, uniéndonos a la tierra de nuestros ancestros, a nuestra historia.
EL FUEGO: Que danzará libre en el barro prendido en aguardiente nos servirá, como antaño, para purificarnos, alumbrarnos y calentarnos.
A esos tres elementos básicos de la naturaleza, a través de la historia se le han añadido nuevos elementos, los frutos que el hombre con sus manos ha sabido arrancar a la Tierra.
Quizás el único genuino, común a todas las meigas, sea el chorro de MIEL que se añadía para dulcificar el trago del fuerte brebaje. Normalmente se depositaba en el fondo de la cazuela par que le diera ese sabor característico del caramelo. La miel, fruto del las abejas, simboliza mejor que ningún otro alimento el trabajo y la solidaridad entre los miembros de una misma especie.
Hoy se elaboran infinidad de combinaciones, se utilizan nuevos productos que antaño no se empleaban:
AZÚCAR: Blanca y dulce, símbolo de la pureza y de la inocencia, endulza el brebaje y nos recuerda que la queimada es purificadora y, al beberlo, nos ayudará a superar las lacras de la soberbia, la envidia, o el egoísmo.
LIMÓN: Símbolo de los sinsabores de la rutina, la acritud de la vida, es la vacuna contra la amargura, que pintará sonrisas de estreno en nuestro rostro desdibujando los hastíos de la monotonía.
CAFÉ: Exótico, símbolo de la universalidad y el mestizaje del hombre, echaremos un puñado de granos como símbolo acogedor de emigrantes y peregrinos.
La queimada forma parte de ésta noche mágica como una tradición más, aunque se dice está más cercana en el tiempo que los rituales ancestrales basados en el fuego. Ciertamente, quemar lo que tanto cuesta destilar no parece ser una tradición muy juiciosa, aunque la acatamos como parte del propio Ritual de Fuego sin cuestionarnos su auténtica procedencia.
Y, sea como sea, se llame queimada o cremat, ésta pócima milagrosa sigue siendo empleada para curar las llagas del alma y mantener viva la esperanza.
Preparación:
Su preparación es bien sencilla... tan sencilla como el modo en que el líquido desciende por nuestras gargantas:
Ingredientes: Aguardiente, azúcar blanco fino, cortezas de limón
y algunos granos de café.
1º Verter en un recipiente de barro cocido el aguardiente y el azúcar, en la proporción de 120 gramos por cada litro de líquido.
2º Añadir mondaduras de limón y los granos de café.
3º Remover y darle fuego, con un cucharón prendido en el que previamente habremos colocado un poco de azúcar con aguardiente. Muy despacio, se acerca al recipiente hasta que el fuego se extienda de uno a otro.
4º Continuar removiendo lentamente hasta que el azúcar se consuma.
5º En el mismo cucharón se echa un poco más de azúcar, esta vez seco, y colocándolo sobre la queimada lo iremos moviendo hasta convertirlo en almíbar, que verteremos sobre las llamas y, sin dejar de remover, esperaremos a que éstas tengan un color azulado.
6º Mientras el aguardiente aún arde en su ocaso, recitad vuestro conxuro.
7º Servir caliente
El fuego, al igual que el Trisquel, tiene tres virtudes. PURIFICA, ALUMBRA Y CALIENTA. Por ello es bueno que a la hora de beber esta pócima tengamos mesura:
Una taza nos PURIFICARÁ protegiendo nuestra alma del meigallo.
La segunda taza nos ALUMBRARÁ despejando nuestra mente de prejuicios.
Será LUZ que ilumine el camino.
La tercera taza, nos CALENTARÁ despertando nuestras pasiones.
Pero será el aviso de que estamos en el umbral de los infiernos, al que accederemos si consumimos una cuarta taza.
Los tres elementos esenciales en los que se basa la queimada son la Tierra, el Agua y el Fuego.
LA TIERRA: simbolizada en la queimadeira o pote de barro, esa tierra origen y destino del hombre, está presente en todas las culturas, encarnando a las diosas madres, Gea, Isthar, Pachamama...
EL AGUA: cada gota de aguardiente es una lágrima de la madre Tierra germinada en forma de granos de uva, sangre fecunda que se fundirá en nuestro cuerpo a través de la pócima, uniéndonos a la tierra de nuestros ancestros, a nuestra historia.
EL FUEGO: Que danzará libre en el barro prendido en aguardiente nos servirá, como antaño, para purificarnos, alumbrarnos y calentarnos.
A esos tres elementos básicos de la naturaleza, a través de la historia se le han añadido nuevos elementos, los frutos que el hombre con sus manos ha sabido arrancar a la Tierra.
Quizás el único genuino, común a todas las meigas, sea el chorro de MIEL que se añadía para dulcificar el trago del fuerte brebaje. Normalmente se depositaba en el fondo de la cazuela par que le diera ese sabor característico del caramelo. La miel, fruto del las abejas, simboliza mejor que ningún otro alimento el trabajo y la solidaridad entre los miembros de una misma especie.
Hoy se elaboran infinidad de combinaciones, se utilizan nuevos productos que antaño no se empleaban:
AZÚCAR: Blanca y dulce, símbolo de la pureza y de la inocencia, endulza el brebaje y nos recuerda que la queimada es purificadora y, al beberlo, nos ayudará a superar las lacras de la soberbia, la envidia, o el egoísmo.
LIMÓN: Símbolo de los sinsabores de la rutina, la acritud de la vida, es la vacuna contra la amargura, que pintará sonrisas de estreno en nuestro rostro desdibujando los hastíos de la monotonía.
CAFÉ: Exótico, símbolo de la universalidad y el mestizaje del hombre, echaremos un puñado de granos como símbolo acogedor de emigrantes y peregrinos.
La queimada forma parte de ésta noche mágica como una tradición más, aunque se dice está más cercana en el tiempo que los rituales ancestrales basados en el fuego. Ciertamente, quemar lo que tanto cuesta destilar no parece ser una tradición muy juiciosa, aunque la acatamos como parte del propio Ritual de Fuego sin cuestionarnos su auténtica procedencia.
Y, sea como sea, se llame queimada o cremat, ésta pócima milagrosa sigue siendo empleada para curar las llagas del alma y mantener viva la esperanza.
Preparación:
Su preparación es bien sencilla... tan sencilla como el modo en que el líquido desciende por nuestras gargantas:
Ingredientes: Aguardiente, azúcar blanco fino, cortezas de limón
y algunos granos de café.
1º Verter en un recipiente de barro cocido el aguardiente y el azúcar, en la proporción de 120 gramos por cada litro de líquido.
2º Añadir mondaduras de limón y los granos de café.
3º Remover y darle fuego, con un cucharón prendido en el que previamente habremos colocado un poco de azúcar con aguardiente. Muy despacio, se acerca al recipiente hasta que el fuego se extienda de uno a otro.
4º Continuar removiendo lentamente hasta que el azúcar se consuma.
5º En el mismo cucharón se echa un poco más de azúcar, esta vez seco, y colocándolo sobre la queimada lo iremos moviendo hasta convertirlo en almíbar, que verteremos sobre las llamas y, sin dejar de remover, esperaremos a que éstas tengan un color azulado.
6º Mientras el aguardiente aún arde en su ocaso, recitad vuestro conxuro.
7º Servir caliente
El fuego, al igual que el Trisquel, tiene tres virtudes. PURIFICA, ALUMBRA Y CALIENTA. Por ello es bueno que a la hora de beber esta pócima tengamos mesura:
Una taza nos PURIFICARÁ protegiendo nuestra alma del meigallo.
La segunda taza nos ALUMBRARÁ despejando nuestra mente de prejuicios.
Será LUZ que ilumine el camino.
La tercera taza, nos CALENTARÁ despertando nuestras pasiones.
Pero será el aviso de que estamos en el umbral de los infiernos, al que accederemos si consumimos una cuarta taza.
CONXURO DA QUEIMADA
Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
demos, trasnos e dianhos,
espritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas,
feitizos das mencinheiras.
Pobres canhotas furadas,
fogar dos vermes e alimanhas.
Lume das Santas Companhas,
mal de ollo, negros meigallos,
cheiro dos mortos, tronos e raios.
Oubeo do can, pregon da morte,
foucinho do satiro e pe do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada
cun home vello.
Averno de Satan e Belcebu,
lume dos cadavres ardentes,
corpos mutilados dos indecentes,
peidos dos infernales cus,
muxido da mar embravescida.
Barriga inutil da muller solteira,
falar dos gatos que andan a xaneira,
guedella porra da cabra mal parida.
Con este fol levantarei as chamas
deste lume que asemella ao do inferno,
e fuxiran as bruxas acabalo das sas escobas,
indose bañar na praia das areas gordas.
¡Oide, oide!
os ruxidos que dan as que non poden
deixar de queimarse no agoardente,
quedando asi purificadas.
E cando este brebaxe baixe polas nosas gorxas,
quedaremos libres dos males da nosa ialma
e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume,
a vos fago esta chamada:
si e verdade que tendes mais poder que a humana xente,
eiqui e agora,
facede cos espritos dos amigos que estan fora,
participen con nos desta queimada.
CONJURO DE LA QUEIMADA
Mochuelos, lechuzas, sapos y brujas,
demonios maléficos y diablos, espíritus de las nevadas vegas.
Cuervos, salamandras y meigas, hechizos de las curanderas.
Podridas cañas agujereadas, hogar de gusanos y de alimañas.
Fuego de las almas en pena, mal de ojo, negros hechizos,
olor de los muertos, truenos y rayos.
Ladrido del perro, anuncio de la muerte; hocico del sátiro y pie del conejo.
Pecadora lengua de la mala mujer casada con un hombre viejo.
Infierno de Satán y Belcebú, fuego de los cadáveres en llamas,
cuerpos mutilados de los indecente pedos de los infernales culos,
mugido de la mar embravecida.
Vientre inútil de la mujer soltera,
maullar de los gatos en celo,
pelo malo y sucio de la cabra mal parida.
Con este cazo levantaré las llamas de este fuego
que se asemeja al del infierno,
y huirán las brujas a caballo de sus escobas,
yéndose a bañar a la playa de las arenas gordas.
¡Oíd, oíd! los rugidos que dan las que no pueden dejar de quemarse en el aguardiente
quedando así purificadas.
Y cuando este brebaje baje por nuestras gargantas,
quedaremos libres de los males de nuestra alma y de todo embrujamiento.
Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego, a vosotros hago esta llamada:
si es verdad que tenéis más poder que la humana gente,
aquí y ahora, haced que los espíritus de los amigos que están fuera,
participen con nosotros de esta queimada.
SACADO DEL LIBRO SAPOS, MEIGAS E OUTROS CONXUROS.
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