LEYENDA DRUIDA
Un día en que tanto el Mago Merlín como el Rey Arturo se abandonaban a la modorra de una tarde de estío, al lado de una quebrada, Merlín dijo: “Cuando era niño, dentro de mucho tiempo en el futuro, leí un poema. Me pregunto si te gustaría”. Arturo hizo como que dormía, con la mano sobre la cara para protegerse del sol de Julio. Siempre que Merlín hablaba del futuro como su pasado, el muchacho sentía la necesidad de concentrase mucho para no perder el hilo.
“No trates de hacer caso omiso de lo que digo”, prosiguió Merlín, “porque este poema es demasiado bello para dejarlo pasar:
¿Qué tal si durmieras,
y qué tal si,
estando dormido
soñaras?
¿Y qué tal si,
en tus sueños
volaras al cielo
y de allí trajeras
una rara y bella flor?
¿Y qué tal si,
al despertar
tuvieras esa flor
en tu mano?
¿Qué pasaría?
“No trates de hacer caso omiso de lo que digo”, prosiguió Merlín, “porque este poema es demasiado bello para dejarlo pasar:
¿Qué tal si durmieras,
y qué tal si,
estando dormido
soñaras?
¿Y qué tal si,
en tus sueños
volaras al cielo
y de allí trajeras
una rara y bella flor?
¿Y qué tal si,
al despertar
tuvieras esa flor
en tu mano?
¿Qué pasaría?
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